Ortografía: versión Lujo
En 1738 la Academia toma la decisión de publicar una Ortographía española. En tres años, 1741, dieron a la luz una obra nueva que conjugaba en la elaboración de sus reglas criterios de pronunciación, etimología y uso, confiriendo a la obra un carácter de gran modernidad.
El Diccionario de autoridades ya incluía una pequeña ortografía que había servido a los académicos para realizar su trabajo y se publicaba, entonces, como pauta de uso del Diccionario. No se trataba de un manual de referencia para los usuarios aunque se solicitó al rey Felipe V que se institucionalizase y fuese adoptada en todo el reino. En principio, los estatutos ordenaban la redacción de una gramática pero las dificultades con que se encontró la Academia en los trabajos de redacción del Diccionario y la anarquía existente «en cuanto a la manera de escribir las palabras» concienciaron a los académicos de la necesidad urgente de crear unas reglas ortográficas.
En 1738 la Academia toma la decisión de publicar una Ortographía española que partiendo del «Discurso proemial» de Autoridades «se revea y se estudie nuevamente en cada Artículo por todos los señores académicos». En tres años, 1741, dieron a la luz una obra nueva que conjugaba en la elaboración de sus reglas criterios de pronunciación, etimología y uso –en Autoridades primaba el criterio etimológico– confiriendo a la obra un carácter de gran modernidad. Se trataban ya todos los aspectos de las ortografías actuales: acentuación, puntuación, mayúsculas, abreviaturas… Incluía, además, una «ortografía práctica» resumen de las reglas ofrecidas en toda la obra «para la facilidad de la memoria, y práctica de ellas». Todos estos aspectos sentaron las bases de nuestras ortografías actuales.